La felicidad y el liderazgo
Uno puede ir por la vida sin darse cuenta de las cosas importantes, simplemente existiendo cada día, sin aportarle, ni aportarse mucho. Pero, también puede pasar que uno se dé cuenta de que uno es, gracias a la compañía y al apoyo que recibe de otros, por quienes vale la pena luchar, quienes hacen valer tu sonrisa, y quienes entienden tus lágrimas.
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Podemos imaginar la vida como una rosa, delicada, fuerte, hermosa, pero frágil y si te descuidas, las espinas podrían herirte, tanto de manera superficial, como profunda, desgarradora y dolorosamente. Esas espinas, son los obstáculos, cosas que te complican la vida, pero que, como todo en la vida, sana tarde o temprano, y cuando esto pasa, uno sale fortalecido, y muy seguramente no se vuelve a lastimar con la misma espina puesto que ya ha dejado huella.

Santiago Estrada Bernal
Estudiante 11
He visto que las personas actúan de muy diversas maneras ante las mismas situaciones, algunos se derrumbada, mientras que otros ven en las caídas una oportunidad. Afortunadamente, he estado rodeado de personas maravillosas que disfrutan plenamente su paso por la vida. Son optimistas y eso me hace feliz. Esa felicidad que poseo por naturaleza me ha llevado, no muy conscientemente, a liderar comportamientos en los demás.
Ustedes se preguntarán ¿cómo se llega a la felicidad colectiva? ¿Qué tendrá que ver todo esto con el título? Y la respuesta es simple, los guías de la felicidad son líderes innatos que intentan crear una sociedad mejor cada día. Yo he intentado ser líder y, en lo que llevo de vida, lo he logrado con excelencia y responsabilidad. No hay nada más satisfactorio que ver a un equipo liderado por ti convertirse en mejores compañeros con resultados exitosos. Verlos confiar en ti, liderarlos hasta el punto donde ellos serán capaces de liderar por sí mismos, sin egoísmos, es crear un ciclo de bondad y felicidad responsable.
Ser un líder no es sólo decir qué hacer. Ser un líder es tomar la responsabilidad sobre un grupo de personas, y ponerte la meta de convertirlas en algo mejor de lo que ya son. Ser un líder es sacar adelante lo que puede estar fácilmente enterrado. Ser un líder es sacar lo mejor de cada persona y mantenerlo ahí. Ser un líder es poder ver a una persona a los ojos y decirle en qué tiene que mejorar, darle un plan de acción y lo más importante, recalcarle lo bueno que tiene y cómo usarlo en beneficio de todos.
El líder es quien acepta sus derrotas y se siente orgulloso de sus triunfos, y mucho más de los triunfos de los demás. Él es quien apoya, quien aconseja, quien sostiene, y quien corrige, pero nunca somete. Un verdadero líder es quien está seguro, confía en sí mismo, y con esto, irradia confianza a los demás. El líder es quien tiene la capacidad de decir: “sí, yo soy el responsable”, o “yo soy el líder” de manera clara y concisa. Él les demuestra a todos que estamos “de tú a tú”, como diría mi entrenadora, y que estamos en la total capacidad de corregirnos, al igual que tenemos la libertad de equivocarnos, superarlo, y salir aprendiendo del error.
Lo más importante de un líder, y finalizo con esto, es tener la capacidad de ver a alguien que ha sido guiado por él y decir orgullosamente “yo lo ayudé a llegar hasta allá”. Con base en esto, quiero dar especiales agradecimientos a mis padres, Diana y Luis, quienes me han apoyado en mis momentos de tristeza y desesperación; a mi profesor Leo, quien me ha mostrado de manera amable la forma de hacer verdaderamente lo correcto y a mis entrenadores, Santiago y Diana Toro, quienes me han enseñado el valor de la disciplina y me han mostraron mis capacidades como líder; no puedo mencionar todo, ni a todos los que han hecho algo por mí, pues si lo hiciera tendría que hacer una lista con un sinfín de maravillas.
Cuando me pidieron que escribiera un artículo sobre mi experiencia como líder, preferí escribir sobre qué es un líder, cómo se comporta y qué hace, para mostrar que no soy yo, sino que es el resultado de lo que todos han hecho de mí. Todos podemos y de hecho, somos líderes.